Wednesday 29 April 2015

Historia en un tres por tres...

Tres ciudad, tres países, tres días. Suena un poco apresurado pero cuando uno viaja, ¿por qué no aprovechar para conocer los lugares que nadie visita? El plan original era viajar directamente de Tallin a Varsovia, 15 horas en autobús con una breve parada en Riga. Fue así que decidí que sería buena idea hacer una parada de un día ahí. Cuando platique de mi plan a otros viajeros me sugirieron que ya que estaba en los países bálticos los debía visitar todos (Tallin, Riga y Vilnius).

Puede que algunos digan que es muy apresurado, que no vale la pena llegar a un lugar, dejar las maletas, pasear, dormir, despertar, ponerse la mochila al hombro nuevamente y partir al siguiente lugar. No fue fácil, y ciertamente ahora que terminó mi viaje les puedo decir que me faltó tiempo, pero no cambiaría esa decisión por nada. Tenía cierta conexión con Estonia pues en el inicio de mi viaje conocí a una increíble persona de ahí, una hermana de diferentes padres, y si tenia oportunidad quería conocer su ciudad. De Riga y Vilnius no sabia nada. Lo único que recuerdo son mis clases en la preparatoria donde confundía las capitales y no sabia distinguir entre Lituania y Letonia (en inglés es Latvia).

Tuve oportunidad de hablar con gente local, jóvenes debido a la barrera del lenguaje. Fue interesante descubrir un poco de su historia a través de sus relatos. He de admitir que no soy de esas personas cultas que leen las noticias, no era muy buena en historia, de hecho estuve a punto de reprobar mi último año de historia en la preparatoria. Creo que en gran parte era porque no me interesaba, no tenía conexión con estos países. No sabía nada de ellos, a final de cuentas son países nuevos, antiguamente pertenecientes a la Unión soviética. Fuera de una lección de historia, el objetivo de esta entrada es despertar su interés en los viajes. Viajar te abre los ojos y descubres nuevos puntos de vista, nuevas perspectivas del mundo. Sin duda he empezado a buscar más información de lo que pasa actualmente en el mundo.

Después de este breviario cultural (si es que buscaron un poco más de la historia), les dejo un poco de las experiencias que tuve en estos tres países.

1. ¿Barrera de lenguaje?
La mayoría de las personas con las que hablé eran jóvenes, por lo que no tuve problemas para comunicarme, sin embargo no creo que el idioma sea un pretexto para la gente en estos países. En varias ocasiones obtuve ayuda de desconocidos, incluso una señora en el transporte público me hizo ver donde debe ir el equipaje. Los adultos mayores no hablan inglés, o no la mayoría. Algo que note es que todos se alegran cuando dices una palabra en su idioma, aunque sea solo las gracias. Puede que les cause risa la pronunciación, pero si lo pienso mejor, cuando escucho a alguien intentar hablar español me alegro y lo motivo a decir mas. En una tienda incluso compartí lecciones de lenguaje con la chica que atendía.
Una cuestión muy importante a recalcar es que el idioma es algo que los distingue del resto de los países, les da identidad y los hace sentir seguros. Están orgullosos de su idioma.

2. Conociendo a los locales...
Soy fan de Couchsurfing para esto, pero no siempre podrás conocer a alguien local de esta forma. Muchas veces no hay quien te pueda hospedar o las reuniones con 3 confirmados terminan siendo un fracaso. Mi última ciudad y última noche decidí hospedarme en un hostal, en un cuarto para 12 personas que solamente compartí con un chico de Estados Unidos. Aprovechando el consejo de otro amigo sobre los bares a explorar, salimos a beber un poco y conocer la ciudad de noche. Lo bueno de viajar sola es que es más fácil conocer gente. Cuando el chico decidió regresar al hostal, fui al siguiente bar, entre, busque un lugar en la barra y analice el lugar. Inmediatamente un chico se acercó a mi (después de todo hice exactamente lo que una mujer en búsqueda de una cita haría), no duró mucho la platica pues hace tiempo no veía a sus amigos (vive en otro país pero es de Lituania). Después de pedir mi cerveza llego otra chica, también había entrado sola al bar así que nos pusimos a platicar. Volviendo un poco al tema del lenguaje, no habla muy bien inglés pero eso no impidió que conversáramos. Ahora ella tiene una amiga de México y yo tengo una amiga de Lituania.
Letonia.
3. Comida y bebida local.
A veces es difícil saber cuales son los lugares a dónde ir mientras viajas, pero con ayuda de algunos amigos (y de las redes sociales) encontré lugares donde la comida local es deliciosa. Además se percibe ese ambiente local, donde casi no escuchas inglés. En cuanto a la bebida, ya había probado el licor de Estonia (mi host en Alemania me ofreció)  pero me advirtieron que no probara el de Lituania, un licor de hierbas muy amargo. Si la curiosidad mató al gato, seguramente murió con más conocimientos. No iba a permitir que el paladar de alguien mas evitará que algo me pudiera gustar. Así fue como en el último bar le pregunté al barman sobre esta bebida. Para satisfacer su curiosidad, el sabor es similar al Jägermeister, pero al menos el trago fue gratis. Nuevamente, demostrar interés en la cultura local es un plus cuando uno viaja.
Comida en Lituania.
4. Hablemos del dinero.
Apenas en enero Lituania fue el último de estos tres países en unirse a la euro zona. Es por esto que en el menú aun aparece el precio en su moneda, la cual se abrevia como lt. Esto fue confuso al principio, cuando leía la carta de bebidas, pensaba que era extremadamente barato 10 litros de cerveza por €2-3 y también un tanto ilógico. En general todo es barato, sin embargo hay que frecuentar los lugares locales, como siempre, las trampas de turistas tienen precios demasiado altos.

5. El centro, sus calles y su arquitectura.
Es fácil perderse en las calles de Letonia, son muy similares pero al mismo tiempo tienen alguna característica que te permite notar que no has pasado aun por ahí, o que ya te estás dando vueltas en círculo. Sin embargo no es mucho lo que caminas en caso de darte cuenta de que vas en dirección contraria. En cuanto a los edificios, se puede ver que son viejos, que tienen historia. Realmente es más fácil ver las imágenes que describir los pintorescos edificios e iglesias que se encuentran en la región.
Vilnius.
Claro que me faltó tiempo. Quien no quiera disfrutar más de estas bellas ciudades podría considerarse un loco (o un persona aburrida). Sin embargo insisto cuando digo que no me arrepiento de haberme tomado un tiempo para visitar cada una de estas ciudades. Después de todo, viajar y conocer muchas veces implica sacrificar un poco los horarios de sueño y descanso por anécdotas y amistades nuevas.

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