Llegue a Tallinn con unas cuantas complicaciones. Para empezar perdí el primer ferry y como no quería perder la oportunidad de conocer la ciudad decidí tomar el siguiente sin importar que tuviera que comprar otro billete.
Mientras viajaba en el ferry tuve la oportunidad de revisar un mapa que me dieron en una reunión de Couchsurfing acerca de Tallinn. En este mapa venia la información de una tarjeta de turista que te permitía viajar gratis en el transporte público y disfrutar de los museos.
Para alguien que no visita museos esta tarjeta no es muy útil por lo que decidí investigar un poco y descubrí que podía comprar una tarjeta de un día para el transporte público. Esta tarjeta la pueden comprar en el R-kioski, la tarjeta en si cuesta €2 y si no hubiera tenido tanta prisa por tomar el autobús a Rīga, podría decirles si es posible reembolsar ese dinero.
Al llegar, pensando que Tallinn al igual que Helsinki todo mundo hablaría inglés, comencé a preguntar por direcciones sin antes usar la frase: "do you speak English?" Pero era de esperarse que los adultos mayores no supieran inglés, dada la historia del país (si hubiera puesto más atención en la preparatoria o en general no fuera tan distraída) ellos hablan también ruso. Pero cualquier duda, siempre es bueno ubicar a alguien joven para hacer las preguntas necesarias y llegar con bien al lugar.
Ya que andamos en los idiomas, muchas personas en Tallinn entienden el finés. También tiene relación con la historia, y el poder tener una televisión o radio que pudiera captar la señal de Helsinki. Muchos niños crecieron viendo caricaturas finlandesas y escuchando el idioma, por lo que ahora se les facilita entender a quienes vengan de Finlandia.
Una última nota de la ciudad y su idioma. Debido al corto tiempo aprendí muy pocas palabras. La primer palabra que busco aprender en un idioma es gracias. En Estonia, es Aitäh y se pronuncia como cuando en México queremos decir "ahí está" pero por la prisa del habla decimos "aitá".
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